Tarea final Unidad 1: El concepto de educar en igualdad
¿Crees que los estereotipos afectan de la misma manera a unos y a otras?
Creo que ambos se ven afectados por los estereotipos, aunque algo muy significativo es que todo lo que se asocia a "las chicas" o "es de chicas" se considera peor o débil. Y de eso, tanto chicos como chicas en el vídeo, se dan cuenta perfectamente y lo tienen muy claro. Sin embargo es muy bonito ver cómo los más jovencitos no tienen la misma percepción de los prejuicios que tienen los adultos. Este hecho es clave, puesto que nosotros los educadores estamos en la obligación de preservar esa falta de prejuicios durante el máximo tiempo posible, intentando que cuando sean adultos carezcan de ellos.
¿Qué harías para contrarrestar algunos de los estereotipos que nos señalan en estos vídeos?
El diálogo es la clave para acabar con estos prejuicios. Siempre que se de el caso, escuchando algunas de las expresiones como "corre como una niña", deberíamos detenernos y analizar entre todos el verdadero significado de esas palabras. En muchas ocasiones se dicen cosas así sin pensar, ya que forman parte de nuestros recursos lingüísticos desde que somos pequeños. Pero creo que finalmente nadie se para a pensar realmente en el trasfondo de muchas frases hechas que usamos sin ni siquiera parar dos segundos a reflexionar sobre lo que verdaderamente estamos diciendo.
En mi aula, siempre que algún tema o expresión de esas características se menciona en clase, intento parar unos minutos y guiar un breve debate en el que todos opinen si verdaderamente ciertas cosas que se dicen son o no una manera muy sutil de mostrar prejuicios y fomentar estereotipos.
¿Podrías señalar algún otro estereotipo sexista que pueda afectar a un niño o a una niña? ¿A un hombre o a una mujer? ¿Cómo lo abordas o lo abordarías desde tu ámbito personal, familiar, laboral?
Algo que he podido comprobar después de varios años como docente en ESO es que, especialmente durante la adolescencia, los chicos y las chicas están sometidos a una gran presión por parte de su entorno. Esta presión se fundamenta, la mayoría de los casos, en todo aquello que se espera de ellos y ellas, tanto a nivel físico, como emocional y en cualquier otro aspecto de sus personalidades. Una presión que ejercen por igual familias, amigos y, en muchas ocasiones, profesores.
Durante estos años he visto chicos desmoronarse y llorar amargamente porque no les gustaba el deporte o los coches... o porque su voz no era lo suficientemente masculina, lo cual despertaba muchos prejuicios por parte de los otros chicos, llegando a cuestionar incluso su orientación sexual (¡como si eso tuviera algo que ver...!).
En otras ocasiones he podido ver como las chicas han llegado a atravesar verdaderas etapas de sufrimiento por no participar del canon estético de la mayoría de sus compañeras. De la misma forma que ocurre con los chicos que he comentado antes, los prejuicios por parte de otras chicas no tardan en aparecer. En este caso, por ejemplo, con el tema físico. Ellas asocian a la apariencia física ciertas virtudes o fortaleces que no tienes, si no tienes ese aspecto que todas esperan de ti.
Por supuesto, las familias también juegan un papel muy importante en este aspecto. Y su comportamiento es, siempre, tremendamente fundamental. He visto familias que no sólo no han estado en desacuerdo con los prejuicios vertidos sobre sus propios hijos, si no que han participado y potenciado estos prejuicios, dando la razón a los compañeros o compañeras. Esto es tremendamente peligroso, ya que la familia debería ser un modelo de apoyo incondicional para sus hijos, sean como sean.
En definitiva, creo que tanto chicos como chicas están expuestos a diferentes modelos de presión, prejuicios y estereotipos, sobre todo durante su adolescencia. Nuestra labor como educadores debe, en gran medida, echar abajo todos esos prejuicios, dando espacio a todos nuestros alumnos y alumnas para que se desarrollen como quieran y cuando quieran.
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